Una vez vivía una mujer piadosa en Baréin, llamada Munifah Bintu Abi Tariq (rajimajul’lah), que pasaba casi todo su tiempo dedicada en Salah e Ibadah. Tal era su pasión por la Ibadah que cuando llegaba la noche, se decía a sí misma: “¡Oh alma, qué maravilloso! El placer de un creyente ha llegado”. Luego se preparaba y se dirigía a su lugar de Ibadah, donde se dedicaba en Salah hasta la mañana con tal devoción y absorto que se asemejaba a un tronco de árbol firme.
También durante el día, Munifah (rajimajul’lah) se dedicaba continuamente en Salah hasta el momento de Asr, después de lo cual descansaba hasta la puesta del sol. Una vez, alguien le sugirió: “Si cambiara esta hora de dormir a la noche, sería más relajante para su cuerpo”. Ella respondió: “¡No! Por Al’lah, no dormiré en la oscuridad de la noche mientras esté viva”.
Uno de los miembros de su familia explica que el hábito anterior de ella continuó durante cuarenta años hasta que falleció.
En una ocasión, una mujer pasó la noche en compañía de Munifah (rajimajul’lah).  Ella relata que Munifah (rajimajul’lah) pasó toda la noche repitiendo una sola aleya mientras lloraba continuamente. La aleya que recitaba era:

وَكَيْفَ تَكْفُرُونَ وَأَنتُمْ تُتْلَىٰ عَلَيْكُمْ آيَاتُ اللَّهِ وَفِيكُمْ رَسُولُهُ وَمَن يَعْتَصِم بِاللَّهِ فَقَدْ هُدِيَ إِلَىٰ صِرَاطٍ مُّسْتَقِيمٍ

¿Cómo podrían ustedes abandonar la fe cuando se les recitan los preceptos de Al’lah, y Su Mensajero se encuentra entre ustedes? Quien se aferre a Al’lah será guiado al camino recto. [sura: Ali Imran, aleya: 101]
Después de que ella falleciera, un hombre de Baréin, Amir Bin Mulaik (rajimajul’lah) la vio en un sueño y le preguntó sobre la condición de los muertos. Ella respondió: “¿Sobre qué condición de ellos estás preguntando? La morada de la gente obediente es una; (sin embargo), sus rangos varían según sus acciones, pero no preguntes sobre la condición de la gente del Yajannam”. Al escuchar esto, Amir (rajimajul’lah) comenzó a llorar.
Luego se dio la vuelta (para irse) y escuchó su voz que decía: “¡Oh, Amir!, sé decidido y esfuérzate (en la obediencia de Al’lah Ta’ala) para que puedas caminar por el camino de los precursores mañana (en el Día del Quiyamah)”. Amir (rajimajul’lah) dice además: “Por Al’lah, quede enfermo durante todo un mes entero debido a (ver) este sueño”.
[Sifatus Safwah vol. 2, pág. 279]
Lecciones:
1. Cuando una persona está enamorada, entonces su mayor anhelo y deseo es encontrarse con su amado y pasar el mayor tiempo posible con él. De hecho, por mucho tiempo que pase en compañía de su amado, siempre le parecerá menos e insuficiente. Los amantes de Al’lah Ta’ala suspiran por los momentos en los que pueden ‘recluirse’ con su amado, Al’lah Ta’ala, y su deseo es que esos momentos especiales continúen sin llegar a su fin. Que Al’lah Ta’ala nos bendiga con una porción de este amor verdadero y puro, amén.
 2. En el caso de Munifah (rajimajul’lah), lo más probable es que ella no tenía otras responsabilidades y obligaciones (como cuidar de su cónyuge e hijos, administrar una casa, etc.) y estaba consumida por el amor de Al’lah Ta’ala, por lo que pasaba casi todo su tiempo en Salah e Ibadah.  Aunque no podemos ni siquiera acercarnos a esto, debido a nuestras obligaciones y responsabilidades, así como a nuestras debilidades, lo mínimo es que debemos ser extremadamente puntuales en nuestros Salah Fard y Sunnah, junto con sacar tiempo suficiente diariamente para nuestro amado: Al’lah Ta’ala. Este tiempo debe ser exclusivamente para Su Ibadah sin distracciones ni perturbaciones (en la medida de lo posible).
3. Los piadosos tienen tal convicción en las palabras de Al’lah Ta’ala, y en el más allá, que se sienten profundamente afectados y conmovidos por ellas. Por lo tanto, Munifah (rajimajul’lah) lloró toda la noche mientras recitaba solo una aleya del Glorioso Corán, y Amir Bin Mulaik (rajimajul’lah) se enfermó durante un mes entero al ver el sueño.