El chasquido sobrecogedor de un disparo… el aullido de la sirena de una Policía… el llanto desvalido de un bebé recién nacido… la voz tranquilizadora de una madre…
Todos estos son meros sonidos, pero cada sonido es tal que tan pronto como entra en el oído de quien lo escucha, provoca una emoción y una reacción espontánea.
Al escuchar un disparo, la mayoría de las personas se llenarán de miedo y comenzarán a entrar en pánico. Al escuchar la sirena, un criminal huirá mientras que la víctima se llenará de una sensación de alivio. Cuando una madre escucha llorar al bebé, se llena de ansiedad por el bienestar de su hijo, y cuando el bebé escucha la voz de la madre, se calma y se tranquiliza.
De estos ejemplos, entendemos que los sonidos que escuchamos tienen un efecto profundo en nuestras emociones y una profunda influencia en nuestros sentimientos. Es por esta razón que los hombres y las mujeres deben tener precaución con la voz del género opuesto, ya que tiene el potencial de sembrar la semilla del pecado y contaminar el corazón con sentimientos ilícitos.
En este sentido, los hombres y las mujeres No Mahram (extraños) deben evitar comunicarse entre sí directamente. Si hay una necesidad genuina de transmitir un mensaje, entonces debe transmitirse a través del Mahram de la mujer.
En el caso de que no haya un Mahram presente y exista una necesidad genuina de transmitir un mensaje, entonces, junto con la adopción de las otras leyes del Pardah (por ejemplo, no estar a solas, la mujer debe vistirse de manera modesta con un Pardah, etc.), la mujer debe asegurarse de no hablar en un tono atractivo o de una manera seductora. En cambio, la conversación debe ser breve y NO dulce. En el caso de una llamada telefónica tampoco se deben intercambiar temas innecesarios, así prolongando la conversación, ni la voz debe transmitir ningún tipo de afecto que provoque sentimientos de atracción.
Es una realidad innegable que la voz de una mujer contiene atracción para los hombres. Por lo tanto, en el Corán, Al’lah Ta’ala instruye a las mujeres de la umma la importancia de cuidar sus voces para que no se conviertan en medios para incitar sentimientos ilícitos en los corazones de los hombres. Al’lah Ta‘ala dice: …no hablen con voz dulce, de modo que quien tenga su corazón enfermo sienta alguna atracción; hablen recatadamente. [Ahzab, aleya 32]
Del mismo modo, las mujeres deben ser cautelosas con lo que escuchan, ya que también es posible que sus corazones se vean afectados por la voz de un hombre. En una ocasión, cuando Rasulul’lah ﷺ estaba de viaje, escuchó a Anyashah (radiyal’laju anju) cantándoles a los camellos. Entre los árabes de la época, era una práctica común cantar a los camellos cuando viajaban, ya que el sonido del canto motivaba a los camellos a moverse más rápido y cubrir una distancia más larga antes de cansarse. Al escuchar la melodiosa voz de Anyashah (radiyal’laju anju), Rasulul’lah ﷺ se dirigió a él y le dijo: “¡Oh Anyashah! ¡Ten cuidado con las botellas de vidrio!” [Bujhari #6161]
La razón por la que Rasulul’lah ﷺ le mencionó esto a Anyashah (radiyal’laju anju) es que, él poseía una voz muy agradable, y podría ser que las mujeres escucharan su canto. Las mujeres, por naturaleza, son fácilmente afectadas e influenciadas por la voz de un hombre, y es quizás por esta razón que Rasulul’lah ﷺ se refirió a ellas como “botellas de vidrio”, ya que el vidrio es frágil y se rompe con mucha facilidad. Por lo tanto, Rasulul’lah ﷺ temía que al escuchar el canto de Anyashah (radhiyallahu ‘anhu), los corazones de las mujeres no se afectaran y se creara Fitnah. Por lo tanto, Rasulul’lah ﷺ le impidió seguir cantando. [Sharhun Nawawi – Sahih Muslim vol. 2, pág. 255]
Y así como las mujeres se ven afectadas por el canto melodioso de un hombre, muchas mujeres se han preguntado si les está permitido escuchar la Tilawah de un Qari, o la charla de algún Alim en particular. La razón para hacer la pregunta es que puede que sientan cierta inclinación hacia el Qari o Aalim al escucharlo recitar el Corán o al escuchar su charla.
Al’lah Ta’ala es omnisciente y conoce los secretos de los corazones. Por lo tanto, uno debe temer a Al’lah Ta’ala y abstenerse por completo de escuchar la recitación de tal Qari o la charla de cualquier orador hacia quien uno sienta alguna inclinación pecaminosa. Tal audición, aunque sea de un Qirat o Bayan, no atraerá ninguna recompensa. Más bien, incurrirá en el desagrado de Al’lah Ta’ala.
Sin embargo, de lo anterior entendemos que así como los ojos son ventanas al corazón, los oídos también son caminos al corazón. Por lo tanto, las mujeres deben, en todo momento, hacer un esfuerzo por ocultar su voz a los hombres extraños y tener cuidado con lo que escuchan.
Que Al’lah Ta’ala nos bendiga a todos para llevar una vida llena de Jallá y pureza, Amin.