En una ocasión, Abdul’lah Bin Umar (radiyal’lahu anhuma) fue a la casa de Aishah (radiyal’lahu anha) junto con Ata Bin Abi Rabah y Ubayd Bin Umair (rahimahumal’lah) donde se sentaron detrás de un velo. Abdul’lah Bin Umar (radiyal’lahu anhuma) le pidió que les informara cuál era el recuerdo más singular y sorprendente que tenía de Rasulul’lah ﷺ. Al escuchar esta pregunta, Aishah (radiyal’lahu anha) estalló en lagrimas y respondió que cada asunto suyo era único. Luego pasó a relatar un incidente que fue muy singular:
Una noche, Rasulul’lah ﷺ vino donde Aishah (radiyal’lahu anha) durante su turno nocturno y le pidió permiso para realizar Ibadah (adoraciones). Aishah (radiyal’lahu anha) accedió felizmente diciendo: “Por Al’lah, me encanta estar cerca de ti y me encantaría que adoraras a tu Rab (Señor)”. Rasulul’lah ﷺ luego realizó Wudu sin usar mucha agua y comenzó a ofrecer Salah. Mientras ofrecía Salah, Rasulul’lah ﷺ lloró tan profusamente que su bendita barba se empapó de lágrimas. Luego hizo Saydah y continuó llorando de esta manera [en la Saydah] que incluso el suelo se había humedecido.
Después de ofrecer Salah, Rasulul’lah ﷺ se acostó y continuó llorando hasta que Bilal (radiyal’lahu anhu) vino a llamarlo para el Salah de Fayr. Cuando Bilal (radiyal’lahu anhu) vio a Rasulul’lah ﷺ llorando tan profusamente, le preguntó: “¡Oh, Rasulul’lah!, ¿qué te hace llorar tanto, mientras que Al’lah ha perdonado tus errores pasados y futuros?”. Rasulul’lah ﷺ le respondió: “¿Qué podría impedirme llorar cuando la (siguiente) aleya me ha sido revelado durante esta noche?” Rasulul’lah ﷺ le dijo además con respecto a esta aleya: “La destrucción sea para quien la recita y no reflexione sobre ella”. [Tafsir Ibni Kasir vol. 2, pág. 491]
إِنَّ فِى خَلْقِ ٱلسَّمَٰوَٰتِ وَٱلْأَرْضِ وَٱخْتِلَٰفِ ٱلَّيْلِ وَٱلنَّهَارِ لَـَٔايَٰتٍ لِّأُو۟لِى ٱلْأَلْبَٰبِ ﴿١٩٠﴾ ٱلَّذِينَ يَذْكُرُونَ ٱللَّهَ قِيَٰمًا وَقُعُودًا وَعَلَىٰ جُنُوبِهِمْ وَيَتَفَكَّرُونَ فِى خَلْقِ ٱلسَّمَٰوَٰتِ وَٱلْأَرْضِ رَبَّنَا مَا خَلَقْتَ هَٰذَا بَٰطِلًا سُبْحَٰنَكَ فَقِنَا عَذَابَ ٱلنَّارِ
En la creación de los cielos y de la Tierra, y en la sucesión de la noche y el día, hay signos para los dotados de intelecto, que invocan a Al’lah de pie, sentados o recostados, que meditan en la creación de los cielos y la Tierra y dicen: “¡Señor nuestro! No has creado todo esto sin un sentido. ¡Glorificado seas! Presérvanos del castigo del Fuego. [sura: Ali Imran, aleya: 190,191]
Al’lah Ta’ala menciona que hay signos de Su unicidad en la forma en que Él ha creado los cielos y la tierra y en la alternancia del día y la noche. Sin embargo, ha restringido/limitado la capacidad de ver y apreciar estas señales a aquellos que son intelectuales. Luego explica dos signos de las personas verdaderamente inteligentes.
La primera señal es que recuerdan a Al’lah Ta’ala en todo momento y en todas las condiciones. Cuando una persona inteligente reflexiona sobre la creación única y extraordinaria de los cielos y la tierra, y toda otra creación dentro de ella, se dará cuenta de que todas estas cosas señalan e indican la existencia de un Ser Supremo, Quien ha hecho este sistema y continúa controlándolo y sosteniéndolo. Por lo tanto, si una persona ve estos signos y aún no acepta la existencia de Al’lah Ta’ala, de ninguna manera puede considerarse inteligente ya que los signos son tan evidentes.
Además, cuando una persona ha entendido y aceptado la existencia de Al’lah Ta’ala, su intelecto nuevamente exige que solo Él sea adorado y recordado. Por lo tanto, esta persona inteligente ahora obedecerá a Al’lah Ta’ala y lo recordará en todo momento. Es por esta razón que la aleya menciona esto como el primer signo de aquellos que son inteligentes, es decir, recuerdan a Al’lah Ta’ala en todo momento y en todas las condiciones.
La segunda señal de las personas inteligentes mencionadas en esta aleya es que reflexionan sobre la creación de los cielos y la tierra. De esto entendemos que el acto de reflexionar es también un acto de adoración como Zikr, etc. De hecho, Hasan Basri (rahimahul’lah) dice: “Reflexionar (sobre los signos de Al’lah Ta’ala) por un momento es mejor que permanecer de pie toda la noche (en Ibadah). Abu Sulayman Darani (rahimahul’lah) dijo una vez: “Cuando salgo de mi casa, mi mirada no cae en nada excepto que en ella veo una recompensa que Al’lah me ha otorgado y encuentro una lección para mí en ella”. [Tafsir Ibni Kasir vol. 2, pág. 486]
Reflexionar de esta manera fortalece aún más el Iman de los inteligentes. Luego expresan esto verbalmente diciendo que estos signos no han sido creados en vano, ya que ninguna creación de Al’lah Ta’ala carece de propósito. Más bien, hay muchas sabidurías detrás de la creación de cada cosa, la mayor de las cuales es que es una señal de la existencia de un Creador.
[Adaptado de Ma’ariful Quran vol. 2, pág. 263]