Anas (radillal’laju anju) transmite que Rasulul’lah ﷺ dijo: “Ninguno de ustedes poseerá (perfecto) Iman hasta que yo sea más amado por él que su padre, su hijo y todas las personas”. [Sahih Bujhari #15]
En este hadiz, Rasulul’lah ﷺ ha mencionado que el punto de referencia para que una persona posea un Iman perfecto es que adquiera tal amor por Rasulul’lah ﷺ que supere su amor por cualquier otra persona, incluso sus propios padres e hijos.
En lo que respecta a los padres de una persona, el amor a ellos está incrustado profundamente en el corazón desde el momento de su nacimiento. Su madre lo crió con amor, cuidado y afecto, sacrificó su comodidad por él e incluso pasó noches de insomnio velando por su bienestar. En cuanto al padre, él trabaja y se esfuerza, día tras día, para ganarse la vida para que sus hijos puedan vivir cómodamente.
Por lo tanto, cuando una persona comprende que sus padres son el medio de su existencia física, y comprende el alcance de su deuda con ellos por todo lo que han hecho por él, entonces tendrá un profundo amor por ellos y felizmente dará preferencia a la comodidad y felicidad de ellos sobre la suya.
En cuanto a los hijos u otras personas amadas, como la esposa o los hermanos, etc., también disfrutan de una posición y un lugar especial en la vida y el corazón de uno. La esposa de una persona es su compañera de vida y sus hijos son “la tranquilidad de sus ojos”, y, por lo tanto, su amor por ellos también supera su amor por otras personas además de sus padres.
Sin embargo, de todas las personas del mundo, la persona con la que cada creyente está más endeudado, y que tiene el mayor derecho sobre él, es Rasulul’lah ﷺ. En el Corán, Al’lah Ta’ala afirma:

اَلنَّبِيُّ أَوْلَىٰ بِالْمُؤْمِنِيْنَ مِنْ أَنْفُسِهِمْ

El Nabí es más amado para los creyentes que ellos mismos. [sura:Ahzab, aleya:6]
Rasulul’lah ﷺ es esa bendita personalidad que nos trajo el Islam y el Iman. Él nos guió a Al’lah Ta’ala y nos enseñó a reconocer a Al’lah Ta’ala. En la oscuridad de la noche, hizo Dua para nosotros -su umma, y a lo largo de su vida, se esforzó por establecer el Din. Derramó sus lágrimas por nosotros y también derramó su bendita sangre por nosotros; todo esto lo hizo sólo y únicamente para que podamos ir al Yannah.
En lo que respecta a los padres, hijos, esposa o incluso a sí mismo de una persona, así como estas personas pueden brindarle beneficio y felicidad, también pueden causarle daño y aflicción. Por lo tanto, a veces, la esposa o los hijos de una persona se convierten en una calamidad en su vida, y a veces, una persona se convierte en su peor enemigo (ya que destruye su vida al participar en pecados y entregarse a malos hábitos, etc. que lo llevan al Yajannam).
Sin embargo, cuando se trata de Rasulul’lah ﷺ, entonces solo hemos recibido bondad y beneficio de él. Todo lo que nos enseñó, nos trajo y nos dijo, es bondad de principio a fin. Nunca, ni por un abrir y cerrar de ojos, nos causó ni un ápice de daño. Por lo tanto, él es la persona que es más merecedora y digna de nuestro amor incondicional y obediencia.
Los Sajabah (radillal’laju anjum) son las mejores personas de toda la umma, de Rasulul’lah ﷺ, y sus corazones poseían amor verdadero por Rasulul’lah ﷺ. Por lo tanto, debido a sus puro amor por Rasulul’lah ﷺ, encontramos a los Sajabah (radillal’laju anjum) llevando a cabo tales hazañas que nos dejan asombrados en admiración. No solo sacrificaron de todo corazón su riqueza, tiempo y energía por Rasulul’lah ﷺ y por el Din, sino que incluso estuvieron dispuestos a sacrificar su propia sangre para proteger al amado Rasul de Al’lah ﷺ.
Uno de esos ejemplos, del amor desinteresado de los Sajabah (radillal’laju anjum), es el de Qatadah Bin Numan (radillal’laju anju). Durante la Batalla de Ujud, Qatadah (radillal’laju anju) permaneció de pie frente a Rasulul’lah ﷺ para protegerlo y defenderlo de las flechas de los enemigos. Cada vez que veía una flecha que se dirigía hacia el rostro bendito de Rasulul’lah ﷺ, ponía su propio rostro y cabeza frente a la flecha para que la flecha lo golpeara a él en lugar de a Rasulul’lah ﷺ. [Maymauz Zawaid #14112]
Hoy, el amado Rasul de Al’lah ﷺ no está entre nosotros, pero tenemos con nosotros su Din y su bendita sunna. Por lo tanto, el verdadero amor por Rasulul’lah ﷺ se verá a través de un creyente que implementa el Din y la sunna, y le da preferencia sobre todo lo demás. Por lo tanto, Qadhi Iyadh (rajimajul’lah) ha explicado que el verdadero amor por Rasulullah ﷺ incluye apoyar (e implementar) su sunna y defender su Din. [Mirqat vol. 1, pág. 145]
Cuando haya un choque entre el deseo de Rasulul’lah ﷺ y nuestros deseos, o los deseos de cualquier otra persona, siempre debemos dar preferencia al bendito deseo de Rasulul’lah ﷺ. Es así como demostraremos que tenemos verdadero amor por él y adquiriremos la perfección en nuestro Iman.
Que Al’lah Ta’ala nos bendiga a todos con verdadero amor por Rasulul’lah ﷺ y perfecto Iman, amén.