Cuando nuestro padre, Nabí Adam (alayjis salam), fue enviado al mundo después de que Shaytan hizo que él y Hawa (alayjimas salam) comieran del árbol prohibido, estaba extremadamente arrepentido y apenado por el error que había cometido. Por lo tanto, se volvió hacia Al’lah Ta’ala con sincero arrepentimiento y le suplicó perdón.
Al’lah Ta’ala inspiró a Nabí Adam (alayjis salam) a hacer Dua con las siguientes palabras, y al recitar esta forma especial de Istigfar, Al’lah Ta’ala aceptó su arrepentimiento. Estas palabras fueron:

‎رَبَّنَا ظَلَمْنَآ أَنفُسَنَا وَإِنْ لَّمْ تَغْفِرْ لَنَا وَتَرْحَمْنَا لَنَكُوْنَنَّ مِنَ الْخٰسِرِيْنَ

¡Señor nuestro! Hemos sido injustos con nosotros mismos; si no nos perdonas y nos tienes misericordia, seremos de los perdidos”. [sura: Araf, aleya: 23]
Debe tenerse en cuenta que todos los Ambiya de Al’lah Ta’ala están divinamente protegidos y salvaguardados de cometer pecados. Por lo tanto, es nuestra creencia, como musulmanes, que todos las Ambiya (alayjimus salam) están completamente libres de pecado. Sin embargo, era posible que un Nabí cometiera un error de juicio. Aunque estos errores de juicio no se consideran pecados, debido a que los Ambiya son los más cercanos a Al’lah Ta’ala de toda la creación, por eso también pedían perdón por estos errores.
Sin embargo, cuando nos arrepentimos ante Al’lah Ta’ala por nuestros pecados, hay varias formas de Istigfar, del Corán y el hadiz, que podemos recitar. Entre ellos se encuentra la súplica antes mencionada que Al’lah Ta’ala le reveló a Nabí Adam (alayjis salam).
Umar Bin Abdil Aziz (rajimajul’lah) una vez escribió una carta a la gente de cierta área (donde quizás había ocurrido un terremoto) diciendo: “De hecho, este terremoto es un medio que Al’lah usa para castigar a los siervos. Y he escrito a los (otros) pueblos (indicándoles) que salgan (de sus casas) en tal día y tal mes. Entonces, quienquiera que posea algo (para ofrecerlo en caridad), debe darlo en caridad… Y decir las mismas palabras que tu padre, (Nabí) Adam (alayjis salam), dijo:

رَبَّنَا ظَلَمْنَآ أَنفُسَنَا وَإِنْ لَّمْ تَغْفِرْ لَنَا وَتَرْحَمْنَا لَنَكُوْنَنَّ مِنَ الْخٰسِرِيْنَ

¡Señor nuestro! Hemos sido injustos con nosotros mismos; si no nos perdonas y nos tienes misericordia, seremos de los perdidos”. [sura: Araf, aleya: 23]
Y (también) deberían decir lo que (Nabí) Nuh (alayjis salam) dijo:

وَإِلَّا تَغْفِرْ لِي وَتَرْحَمْنِي أَكُن مِّنَ الْخَاسِرِينَ

(¡Oh, Al’lah!)si no me perdonas y no Te apiadas de mí, me contaré entre los perdedores. [sura: Hud, aleya: 47]
Y (también) digan como dijo Nabí Yunus (alayjis salam):

‎لَّا إِلَـٰهَ إِلَّا أَنتَ سُبْحَانَكَ إِنِّي كُنتُ مِنَ الظَّالِمِينَ

“No hay otra divinidad más que Tú. ¡Glorificado seas! En verdad he sido de los injustos”. [sura: Ambiya, aleya: 87]
[Al-Uqubat Ibni Abi Dunya #23]
Cuando examinamos esta súplica de Nabí Adam (alayjis alam), el aspecto que se destaca es que cuando uno hace la súplica con estas palabras, uno reconoce su error y debilidad y está confesando su pecado. Esta es la cualidad que a Al’lah Ta’ala le gusta ver en Su siervo: que se humille al reconocer su debilidad y pecado y llorar sinceramente y suplicar perdón.
En completo contraste con esto fue la respuesta orgullosa, jactanciosa y arrogante de Shaytan cuando desobedeció la orden de Al’lah Ta’ala de postrarse ante Nabí Adam (alayjis alam).  En ese momento, en lugar de humillarse y reconocer su error y pecado, fue vencido por la arrogancia y comenzó a justificar su pecado, y esta es la razón por la cual se ganó el rechazo eterno de la gracia Divina de Al’lah Ta’ala.
Si una persona no considera que el mal sea malo, o si la seriedad y la gravedad del pecado afectan el corazón de uno, entonces no sentirá la necesidad de arrepentirse y participar en un Istigfar sincero. Por lo tanto, el primer paso para el arrepentimiento es que uno reconozca sus pecados, errores y debilidades.
Además, esta súplica destaca el punto importante de que si una persona no asegura el perdón y la misericordia de Al’lah Ta’ala, es un completo fracaso y una perdición total, sin importar cuánto progreso haya logrado en el sentido material.
Que Al’lah Ta’ala nos conceda la capacidad de reconocer nuestros pecados y errores y asegurar Su perdón y misericordia, amén.