Imagina a una madre que viene a visitar a su amada hija después de un año entero de separación. La madre hace los arreglos de viaje necesarios y parte con su esposo, ansiosa por reunirse con su hija. Cuando entra en la casa de su hija, queda encantada de ver el Dastarjhan (mantel que se coloca en el suelo para comer) artificiosamente extendido. Estaba esparcido de todo tipo de decoraciones elegantes, desde flores en plena floración hasta servilletas dobladas artísticamente. La comida en sí olía exquisita, y su presentación era tan perfecta que parecía atraer magnéticamente las miradas.
Sin embargo, al acercarse a su hija, la joven, sin percatarse de la presencia de su madre, le dirige unas palabras a su amiga por teléfono. Ella dice: “¡Ojalá mi madre nunca viniera para quedarse! ¡Es demasiado trabajo preparar las cosas para ella! Así como estoy, estoy ocupada cuidando a los niños, ¡Y ahora también tengo que cuidar de ella!”. Al escuchar estas crueles palabras, la madre retrocede dolida y decepcionada, ya que estas palabras son como una fuerte bofetada en su rostro…
En un instante, las elegantes decoraciones pierden su brillo y resplandor, y la deliciosa comida pierde su atractivo. ¡Incluso el postre ya no parece apetecible! ¿La razón?… La hija hizo todo el preparativo con un corazón renuente, reacio e infeliz, indicando que ella no tiene dentro de su corazón el nivel de amor que su madre merece. ¡Ahora, y mucho menos quedarse con su hija, la madre se sentirá reacia, incluso a comer con ella debido a la falta de amor que mostró!
De la misma manera, la relación del siervo con Al’lah Ta’ala, su Creador, es de amor. En el Sagrado Corán,
Al’lah Ta’ala describe a la gente con verdadero Iman diciendo: “…pero los creyentes aman más a Al’lah Ta’ala“. (sura: Baqarah, aleya:165). Cuando una persona tiene verdadero amor por Al’lah Ta’ala, entonces no solamente se asegurará de seguir todos los mandatos de Al’lah Ta’ala y cumplir todos los mandatos del Din. Más bien, la exigencia del amor es que lo haga de todo corazón, con felicidad y alegría. No considerará los mandatos de la sharía y los mandatos del Din como una carga o un castigo, sino que encontrará felicidad y alegría en obedecer a Al’lah Ta’ala.
Rasulul’lah ﷺ ha explicado en un hadiz que un creyente solo probará la dulzura del Iman cuando su corazón esté complacido y feliz de obedecer a Al’lah Ta’ala, siga el camino bendito de Rasulul’lah ﷺ y moldee su vida de acuerdo con el Din del islam. [Sahih Muslim #151]
Los días de Qurbani se acercan muy pronto, y en estos días, nos sentimos honrados de ser los invitados de Al’lah Ta’ala. Expresando nuestra devoción, obediencia y amor por Al’lah Ta’ala, cumplamos Su mandato de sacrificar el animal del Qurbani. Cuando el animal es sacrificado, no es la carne, ni la piel, ni la sangre lo que llega a Al’lah Ta’ala. Más bien, en ese momento, Al’lah Ta’ala mira la condición de nuestros corazones. ¿Si llevamos a cabo este gran acto de adoración con corazones felices y rebosantes, o lo hicimos con un corazón renuente y reacio? Por lo tanto, Rasulul’lah ﷺ nos ha instado y recordado que rectifiquemos nuestros corazones antes de llevar a cabo el Qurbani diciendo: “Por lo tanto, ofrece el Qurbani con el corazón rebosante”. [Sunan Tirmizi #1493]
Este aspecto, de infundir amor en nuestras acciones y obras, se aplica a todos los mandatos del Din, como
Salah, ayuno, Zakah, etc., no solo al Qurbani. Para que aumentemos y fortalezcamos nuestro amor por Al’lah Ta’ala, debemos reflexionar regularmente sobre Sus inmensos favores hacia nosotros, la extrema bondad que nos muestra y la manera en que continúa mostrándonos misericordia, a pesar de que pecamos y lo desobedecemos repetidamente.
¡Recuerda!, así como una persona sólo deseará aceptar un regalo si se le ofrece con amor verdadero, es el elemento del amor lo que hará que nuestras acciones ganen la aceptación de Al’lah Ta’ala.