Hatim Asam (rahimahul’lah) fue un santo famoso que procedía de la ciudad de Balj. Era bien conocido por su piedad, ascetismo y desinterés por este mundo, y fue alumno de Shaqiq Balji (rahimahul’lah). Tales fueron sus sabias palabras que algunos eruditos incluso lo han llamado “El Luqman de esta umma”. [Wafayatul Aa’yan vol. 2, pág. 26 e Hilyatul Awliya vol. 6, pág. 311]
Su título, “Asam”, significa literalmente una persona con problemas de audición. En realidad, no tenía ninguna deficiencia en su capacidad de oír. Sin embargo, en una ocasión una mujer se le acercó para preguntarle acerca de una ley del Din. Dio la casualidad de que, mientras preguntaba, ella se quedó sin aliento y, por lo tanto, se sintió avergonzada. Muy a sabiendas, Hatim (rahimahul’lah) hizo como si tenía problemas de audición y le pidió a la mujer que levantara la voz cuando hacía su pregunta. Por lo tanto, la mujer tuvo así la impresión de que él no podía oír muy bien y se sintió aliviada de que no la oyó pasar. A partir de entonces, se hizo conocido con este título.
En una ocasión, los musulmanes estaban en guerra con los turcos y Hatim (rahimahul’lah) formaba parte del ejército musulmán. Durante la batalla, un turco arrojó su cuerda sobre Hatim (rahimahul’lah) y lo tumbó del caballo. Luego él se bajo de su animal, se sentó sobre el pecho de Hatim (rahimahul’lah) y lo agarró de la barba. De su calcetín, sacó un cuchillo para decapitar a Hatim (rahimahul’lah). Hatim (rahimahul’lah) mismo relata la condición de su corazón en ese momento diciendo: “Por mi Señor, mi corazón no estaba enfocado en él ni en su cuchillo. Más bien, solo se centró en mi Señor (Al’lah Ta’ala) (ya que) estaba esperando que Su decreto cayera sobre mí”.
Entonces se dirigió a Al’lah Ta’ala diciendo: “¡Oh, mi Señor!, si has decretado que esta persona me decapitará, entonces me someto completamente (a Tu mandato). Solo soy tuyo y pertenezco a Ti”. Mientras Hatim (rahimahul’lah) se dirigía a Al’lah Ta’ala, el turco, que todavía estaba sentado sobre su pecho listo para decapitarlo, fue golpeado repentinamente en la garganta por una flecha de uno de los soldados musulmanes. Hatim (rahimahul’lah) inmediatamente se levantó, tomó el cuchillo de su mano y lo decapitó.
Después de relatar este incidente, dice: “Es solo cuestión de que sus corazones estén con el Señor (Al’lah Ta’ala), lo que resultará en que vean aspectos tan asombrosos de Su bondad (desplegarse), que no (ni siquiera) verán de padres y madres.”
Una vez, cuando Hatim (rahimahul’lah) fue a Bagdad, la gente de la ciudad se reunió a su alrededor y le preguntaron cómo vence a todos sus oponentes en los debates a pesar de no ser árabe (y por lo tanto no tan elocuente en el idioma árabe). Respondió que posee tres cualidades por medio de las cuales los domina: en primer lugar, se alegra cuando su oponente tiene razón. En segundo lugar, se entristece cuando su oponente comete un error. Y en tercer lugar, se protege de comportarse de manera poco cordial con su oponente. Cuando esta noticia llegó al imam de la época, Ahmad Bin Hambal (rahimahul’lah), comentó: “¡Subhanal’lah! Qué hombre tan inteligente es”. [Al-Muntazam vol. 11, pág. 253]
Lecciones:
1. Una de las hermosas cualidades de los amigos de Al’lah Ta’ala es que hacen todo lo posible para brindar consuelo a los demás y salvarlos de cualquier tipo de dificultad o inconveniente, aunque esto pueda implicar que ellos mismos pasen por alguna incomodidad. Hatim (rahimahul’lah) vivió con el título de ser sordo por el resto de su vida cuando en realidad no lo era, porque no podía permitir que otro creyente se sintiera avergonzado. Desafortunadamente, hoy en día la gente hace un esfuerzo adicional para burlarse y ridiculizar a otros creyentes y exponer sus fallas y debilidades. ¡Qué tan lejos estamos del buen carácter que debe mostrar un creyente!
2. Cuando el corazón de una persona está conectado con Al’lah Ta’ala y enfocado en Él, permanece sereno y tranquilo, sin importar la situación en la que se encuentre. Además, Al’lah Ta’ala le abre una salida a sus dificultades y limitaciones. Hatim (rahimahul’lah) se sometió por completo al decreto de Al’lah Ta’ala y se centró totalmente en Él y, por lo tanto, la ayuda de Al’lah Ta’ala le llegó de una manera tan notable cuando estaba a punto de ser asesinado.
3. La principal preocupación de una persona sincera es el progreso y mejoramiento del Din, no su gloria y fama personal. Por lo tanto, más importante que ganar la discusión y ‘ganar puntos’ es su preocupación de que la otra persona debe ver la verdad y ser guiada por el camino recto. Así tendrá una preocupación profunda y genuina por la persona, y así, adoptará un enfoque que la conquistará en lugar de alejarla más del Din.