Para que un automóvil despegue de un punto muerto y comience a moverse, tiene que estar en el primer cambio. Sin embargo, el automóvil no lo podemos dejar en el primer cambio, ya que en este cambio, el automóvil requiere más combustible y se mueve más lento. Por lo tanto, a medida que el automóvil gana velocidad, el conductor avanza los cambios. Finalmente, cuando el automóvil está en el quinto o sexto cambio, puede mantener fácilmente una alta velocidad con muy poco combustible. Sin embargo, para mantener esta velocidad y abarcar grandes distancias rápidamente, será necesario que el conductor se mantenga acelerando manteniendo su pie sobre el acelerador.

En el mes de Ramadán, los musulmanes se esforzaron para observar ayuno, leer el Corán, recitar Zikr, llorar en Dua, ofrecer Salah y otras acciones rectas. De esta manera, con la ayuda de Al’lah Ta‘ala, logramos ganar algo de velocidad y progresar. Ahora que Ramadán ha terminado, la preocupación es que mantengamos este progreso.

Así como un conductor mantiene el pie en el acelerador para mantener su movimiento, necesitamos mantener nuestros pies sobre las Musal’lah y seguir esforzándonos. Necesitamos permanecer puntuales en nuestras buenas acciones, y no debemos permitirnos retroceder.

Cuando el conductor deja de acelerar, el automóvil comienza a disminuir la velocidad inmediatamente, hasta que finalmente se detiene por completo. Luego, si el automóvil está en una pendiente, ¡incluso puede comenzar a moverse hacia atrás! Del mismo modo, si dejamos de leer el Corán a diario y abandonamos todas las otras buenas prácticas que comenzamos, perderemos gradualmente nuestra “velocidad” y nuestro progreso disminuirá. Finalmente, -¡Allah Ta‘ala no lo quiera!- podemos llegar a un punto donde dejamos de movernos. En ese punto, debido a la “inclinación” de los pecados y los males de nuestro entorno, incluso podemos comenzar a retroceder y deslizarnos hacia los malos hábitos y pecados que abandonamos en ramadán .

En esencia, debemos hacer todo lo posible para continuar con nuestro Salah de Tahayyud, Dua, recitación diaria del Corán y Zikr, etc. Si lo hacemos, con la ayuda de Al’lah Ta’ala, aumentaremos nuestra velocidad y progresaremos aún más. Sin embargo, en el momento en que dejamos el acelerador, comenzamos a perder el progreso.

Que Al’lah Ta’ala nos bendiga a todos con firmeza y rápido progreso, Amin.