Luqman (alayhis salam) era inicialmente un esclavo. Una vez su amo lo había llevado al mercado para venderlo. Sin embargo, cada vez que alguien mostraba interés en comprarlo, Luqman (alayhis salam) primero le preguntaba: “¿Qué harías conmigo? (es decir, ¿qué trabajo me obligarías a hacer?)”. El comprador entonces le explicaba el motivo de la compra en la que finalmente Luqman (alayhis salam) le pedía que no lo comprara [ya que que no iba poder cumplir con sus necesidades]
Esto continuó hasta que vino un hombre y mostró interés en comprarlo. Luqman (alayhis salam) le hizo la misma pregunta. Él le respondió: “Te asignaré como portero de mi casa”. Al escuchar esto, Luqman (alayhis salam) aceptó que este hombre lo comprara. El hombre lo compró y se lo llevó a su casa.
Un día su nuevo amo deseaba visitar una propiedad suya que se encontraba fuera de la localidad. Sin embargo, no quería dejar a sus tres hijas desatendidas ya que saldrían de su casa y cometerían actos indecentes y vergonzosos en el pueblo.
Por lo tanto, le dijo a Luqman (alayhis salam): “He hecho arreglos para sus comidas y cualquier otra cosa que necesiten. Por lo tanto, cuando me vaya, cierra la puerta, siéntate detrás de ella y no la abras hasta que yo regrese”. Después de que el amo se fue, las hijas quisieron salir de la casa y por eso le ordenaron a Luqman (alayhis salam) que abriera la puerta. Sin embargo, él se negó a obedecerlas y no la abrió. Ellas (se enojaron y) lo hirieron en la cabeza. A pesar de esto, Luqman (alayhis salam) simplemente se lavó, se limpió la sangre y se sentó. De hecho, ni siquiera cuando el amo regresó le informó de lo que le habían hecho.
Después de un tiempo, el amo quiso salir una vez más. Por lo tanto, hizo los mismos arreglos que antes e instruyó a Luqman (alayhis salam) que no les abriera la puerta. Cuando se fue, las hijas nuevamente desearon salir de la casa y le ordenaron a Luqman (alayhis salam) que les abriera la puerta. Sin embargo, de nuevo se negó a dejarlas salir. Otra vez más, estas chicas lo hirieron en la cabeza y su respuesta fue la misma. De la misma manera, cuando su amo regresó, no le dijo el daño que le habían causado.
Al observar la conducta de Luqman (alayhis salam), la hermana mayor refleccionó: “¿Cómo es que este esclavo abisinio es más obediente a Al’lah Ta’ala que yo? Por Al’lah, definitivamente me arrepentiré”. Entonces ella se arrepintió y cambió su vida.
Cuando la hermana menor vio esto, comentó: “¿Cómo es que este esclavo abisinio y mi hermana mayor son más obedientes a Al’lah Ta’ala que yo? Por Al’lah, definitivamente me arrepentiré”. Ella también se arrepintió y cambió de vida.
De la misma manera, la hermana mediana también comentó: “¿Cómo es que estas dos (hermanas mías) y este esclavo abisinio son más obedientes a Al’lah Ta’ala que yo? Por Al’lah, definitivamente me arrepentiré”. Así, al igual que sus hermanas, se arrepintió y cambió de vida.
El efecto del cambio de sus vidas y sus bendiciones fueron tales que tuvo una reacción en cadena; cuando los pecadores de la ciudad supieron que ellas se habían arrepentido, comentaron: “¿Cómo es que este esclavo abisinio y las hijas de fulano de tal son más obedientes a Al’lah que nosotros?” Así, todos se arrepintieron y cambiaron sus vidas hasta tal punto que de ser las personas más pecadoras y desobedientes de la ciudad, se convirtieron en devotos adoradores de Al’lah Ta’ala.
[Kitabut Tawabin – Ibnu Qudamah pág. 71]
Lecciones:
1. La preocupación por la vergüenza y la castidad de los hijos es sumamente necesaria, especialmente en nuestra época, en la que abundan la desvergüenza y la indecencia. Por lo tanto, como padres, debemos asegurarnos de que nuestros hijos no estén expuestos a entornos e influencias que los induzcan a cometer actos vergonzosos e indecentes. Incluso en nuestra ausencia, debemos tomar las medidas necesarias a este respecto.
2. Cuando una persona está en buena compañía – por muy mala que sea – el efecto de esa compañía inevitablemente se le contagiará/pegará, tal como una persona que pasa tiempo en una perfumería inevitablemente se beneficiará de la fragancia. Ser testigo de la piedad de Luqman (alayhis salam) eventualmente afectó a estas niñas y les hizo cambiar sus vidas, a pesar de que estaban en su compañía involuntariamente. Si adoptamos voluntariamente la compañía de los piadosos y justos, que tan mayor será el efecto de su compañía en nosotros.
3. Cuando una persona se vuelve amiga de Al’lah Ta’ala, permanece en Su obediencia en todo momento y adopta buen carácter, se convertirá en un gran activo para la sociedad. La razón es que crea un ambiente de rectitud y se convierte en un medio para que otros lo sigan, ya que la rectitud tiene una atracción natural, creando así una reacción en cadena. La obediencia de Luqman (alayhis salam) a las órdenes de Al’lah Ta’ala creó este ambiente de rectitud que eventualmente causó que la gente pecadora de la ciudad cambiara completamente sus vidas y se convirtiera en devotos adoradores de Al’lah Ta’ala. Nosotros también deberíamos intentar crear ambientes de rectitud y piedad permaneciendo siempre en la obediencia de Al’lah Ta’ala.