[La esposa de Muftí Muhammad Shafí Usmani (rahimahul’lah) – Primera Parte]
Mufti Muhammad Shafí Usmani (rahimahul’lah) fue un Alim de renombre mundial y el Gran muftí de Pakistán. Falleció en el año 1396 D. H. (1976) después de servir a la umma con máxima dedicación y devoción y de prestar grandes servicios en el Din. Una de sus contribuciones más famosas es su ejemplar tafsir del Glorioso Corán en ocho volúmenes, Ma’ariful Quran, que también ha sido traducido al idioma inglés. Al’lah Ta’ala también bendijo a su progenie con gran conocimiento y piedad. Entre otros, dos de sus hijos, Muftí Muhammad Rafí Usmani (rahimahul’lah) y Muftí Muhammad Taquí Usmani (hafizahul’lah), también son mundialmente conocidos.
Como la mayoría de las otras luminarias, la esposa del Muftí Muhammad Shafí (rahimahul’lah), Nafisah Jatun (rahimahal’lah), que pertenecía a una famosa familia Ansari en Deoband, jugó un papel vital en toda esta bondad. Muftí Muhammad Taquí Usmani (hafizahul’lah) escribe: “La vida entera de mi padre estuvo dedicada a la causa del islam y mi madre lo apoyó en todos los tiempos turbulentos. De hecho, ella lo había liberado en gran medida de todas las preocupaciones domésticas para permitirle servir al Din sin problemas. Debido a esto, Insha-Al’lah, ella definitivamente recibirá una gran parte de todas las buenas obras que mi honorable padre había hecho”.
Su marido, Muftí Muhammad Shafí (rahimahul’lah), jugó un papel muy activo en el establecimiento de Pakistán. Por lo tanto, cuando finalmente se formó el país, tuvo que desarraigarse a sí mismo y a toda su familia de su vida bien establecida y de su casa recién construida en Deoband, y trasladarse a este país recién formado, sin ninguna preparación ni establecimiento previos. El viaje también fue extremadamente arriesgado, ya que en el camino se produjeron muchas masacres. Cuando finalmente llegaron a Pakistán, el Muftí Muhammad Shafí (rahimahul’lah) estaba extremadamente ocupado ayudando en la redacción de la constitución del país y, por lo tanto, no tuvo tiempo para aceptar ningún empleo y ganarse la vida. Por lo tanto, su familia había afrontado tiempos muy difíciles y desafiantes. Debido a esto, Nafisah Jatun (rahimahal’lah) cocinaba Dal (lentejas) casi todos los días. Su hijo, Muftí Muhammad Rafí (rahimahul’lah), que tenía diez años en ese momento, un día se quejó con ella de que ella sólo cocinaba Dal todos los días. Fue en ese momento, por primera vez, que dijo: “¿Sabes siquiera que tu padre no tiene ninguna fuente de ingresos?”
Además de apoyar a su marido, también era una encarnación del amor, el afecto y el apoyo a sus hijos. Su día y su noche estaban dedicados a brindarles consuelo hasta tal punto que sacrificaba su propia comodidad y tranquilidad. Su hijo, Muftí Muhammad Taquí Usmani (hafizahul’lah), explica que su mayor apoyo en la vida, después de la muerte de su padre, fue su madre. A pesar de ser de edad avanzada y estar postrada en cama durante mucho tiempo, su naturaleza compasiva era una cura para todas sus preocupaciones y su mirada afectuosa quitaba la amargura de todas sus penas y dificultades mundanas.
[Nuqush-e-Raftaga págs. 159 – 161 y Yaade Parte 2 y Parte 5)
Lecciones:
1. El mundo occidental insiste en hacernos creer que una mujer no puede ser productiva, progresista y valiosa para ella misma y para los demás si permanece dentro de la seguridad de su hogar. Sin embargo, el islam nos enseña que cuando una mujer cumple el papel crítico de ser la “reina del hogar”, se ocupa de las necesidades y comodidades de su marido, y también brinda a sus hijos el amor y la atención que necesitan desesperadamente para su vida crecimiento y desarrollo, aunque ella esté escondida del mundo, pero miles de personas disfrutarán del fruto de su sacrificio y esfuerzo. Nafisah Jatun (rahimahal’lah) había cumplido su papel de esposa y madre por excelencia, y de ahí que su marido y dos de sus hijos se convirtieran en muftís de renombre mundial.
2. Cuando una persona apoya a otra en la realización de una buena acción, también participará de la recompensa de esa buena acción. De manera similar, cuando una esposa apoya a su esposo en sus esfuerzos y trabajos del Din, ella, Insha-Al’lah, recibirá una parte completa de la recompensa por todo el bien que él realiza, a pesar de que ella permanezca en la comodidad de su hogar.