Suhaib Bin Sinan (radiyal’lahu anhu) era comúnmente conocido con el título de “Suhaib Rumi”, aunque no era de Roma. El motivo por la que lo llamaban así es que cuando era joven, los romanos lo habían capturado durante uno de sus ataques al territorio persa y lo habían esclavizado. Así creció entre ellos. A partir de entonces, una tribu árabe, los Banu Kalb, lo compraron y lo llevaron a la Meca Mukarramah. Abdul’lah Bin Yud’an posteriormente lo compró y lo liberó.
Cuando Rasulul’lah ﷺ fue bendecido con la Nubuwah, Suhaib (radiyal’lahu anhu) aceptó el Islam. Fue uno de los primeros musulmanes, con solo una treintena personas que ingresaron al redil del Islam antes que él. Al igual que los demás musulmanes débiles, Suhaib (radiyal’lahu anhu) también fue torturado y perseguido por los incrédulos de la Meca Mukarramah.
Unos días después de que Rasulul’lah ﷺ dejara la Meca Mukarramah para emigrar a Medina Munawarah, Suhaib (radiyal’lahu anhu) también se fue en secreto. Sin embargo, cuando se fue, algunos jóvenes incrédulos de los Quraish le impidieron irse. Así ideó un plan. Toda la noche fingió como si tuviera una dolencia estomacal. Los incrédulos cayeron en esta trampa y se fueron a dormir dejándolo desprotegido, ya que sintieron que no podría viajar debido a su enfermedad.
Por lo tanto, salió de la Meca Mukarramah en silencio. Sin embargo, tan pronto como los incrédulos se dieron cuenta de que se había fugado, lo siguieron hasta que finalmente lo alcanzaron. Suhaib (radiyal’lahu anhu) sacó su aljaba y se dirigió a ellos diciéndoles: “Por Al’lah, saben muy bien que soy mejor arquero que vosotros. Por Al’lah, no me alcanzarán hasta que no haya matado a cada uno de vosotros con cada flecha (que tengo). A partir de entonces, lucharé con mi espada hasta que me maten”.
Luego Suhaib (radiyal’lahu anhu) les presentó una opción más lucrativa diciéndoles: “Si (sin embargo) desean riqueza, los guiaré al lugar donde está enterrada mi riqueza (en la Meca Mukarramah)”. Los incrédulos aceptaron felizmente esta opción, y Suhaib (radiyal’lahu anhu) les informó dónde estaba enterrada su riqueza. Así le permitieron continuar con su viaje de emigración y ellos regresaron a la Meca Mukarramah.
Cuando Suhaib (radiyal’lahu anhu) llegó donde Rasulul’lah ﷺ, él estaba en Quba en ese momento, Rasulul’lah le dijo: “¡Oh Abu Yahya! El trato que hiciste ha generado grandes beneficios (es decir, recompensas en el Más Allá)”. Suhaib (radiyal’lahu anhu) Estaba bastante sorprendido de que Rasulul’lah ﷺ se hubiera enterado de este incidente y expresó su sorpresa diciéndole: “Oh Rasulul’lah ﷺ, nadie (que supiera de mi historia) ha llegado donde ti antes que yo. A menos que haya sido Yibrail (alayhis salam) quien te haya informado”.
Fue debido a este incidente que se reveló la siguiente aleya:
وَمِنَ ٱلنَّاسِ مَن يَشْرِى نَفْسَهُ ٱبْتِغَآءَ مَرْضَاتِ ٱللَّهِ ۗ وَٱللَّهُ رَءُوفُۢ بِٱلْعِبَادِ
Aunque entre la gente hay quienes dan su vida anhelando complacer a Al’lah, y Al’lah es compasivo con Sus siervos. [sura: Baqarah, aleya: 207]
[Al-Bidaayah Wan Nihayah vol. 3, pg. 185 & vol. 8, pg. 106 and Usdul Ghabah vol. 2, pg. 461]
Lecciones:
1. Los Sahabah (radiyal’lahu anhum) hicieron el gran sacrificio de dejar atrás sus hogares, negocios, pertenencias, familiares y amigos y todo lo demás para la protección y propagación del Din. Ellos, a su vez, disfrutaron de muchas bondades por parte de Al’lah Ta’ala y experimentaron una gran tranquilidad y consuelo de sus desafíos y persecuciones. Si nosotros también hacemos ‘Hiyra’, es decir, abandonamos todo tipo de vicio, pecado, injusticia y cualquier cosa que equivalga a la desobediencia de Al’lah Ta’ala, también disfrutaremos de grandes bondades, consuelos y bendiciones por parte de Al’lah Ta’ala.
2. Suhaib (radiyal’lahu anhu) entregó todas sus riquezas para proteger su Din, porque había entendido la importancia del Din y la naturaleza temporal de las posesiones materiales. Por el contrario, cuando una persona no comprende esta realidad y, por lo tanto, hace que lo material sea su prioridad y el Din un tema secundario en su vida, estará preparado para “vender” su Din, simplemente para ganar un poco de riqueza extra. Por lo tanto, no le importará participar en transacciones que generen intereses y, por consiguiente, librar una guerra con Al’lah Ta’ala. Para esa persona mentir, engañar, usurpar el derecho de otra persona, etc., no será un problema grave, ya que su prioridad es la adquisición de bienes materiales y la acumulación de riquezas.