En una ocasión, el gran imam de esta umma, Numan Bin Sabit, más conocido por su título; Abu Hanifah (rajimajul’lah), fue a la casa de un zoroastra (adorador del fuego) para cobrar el dinero que le debía. Sin embargo, cuando Imam Abu Hanifah (rajimajul’lah) llegó a la puerta, cierta impureza se le pegó a su sandalia. Entonces, cuando Imam Abu Hanifah (rajimajul’lah) sacudió su sandalia y, se quitó la impureza, ella salpicó sobre la pared de la casa del zoroastra. Imam Abu Hanifah (rajimajul’lah) quedó preocupado y perturbado y pensó por sí mismo que si dejaba la impureza en la pared, haría que la pared pareciera antiestética, y si la raspaba, entonces cierta parte de la arena de la pared se desmoronaría, causándole así cierto daño a la propiedad del zoroastra.
En este estado de preocupación, Imam Abu Hanifah (rajimajul’lah) tocó la puerta. Fue respondido por un sirviente a quien Imam Abu Hanifah (rajimajul’lah) le dijo: “Dile a tu amo que Abu Hanifah está en la puerta”. El zoroastra salió a hablar con Imam Abu Hanifah (rajimajul’lah), preocupado porque había venido a cobrar el dinero pendiente, y así comenzó a poner excusas. Sin embargo, Imam Abu Hanifah (rajimajul’lah) le dijo: “Tenemos un problema que es mucho más importante”. Luego le explicó lo que había ocurrido y le preguntó cómo podían limpiar (sin dañar la pared).
(El zoroastra estaba asombrado por el carácter del Imam Abu Hanifah (rajimajul’lah) y la preocupación que mostró por la seguridad de los bienes de los demás). Así proclamó: “(Antes de limpiar el muro), deseo comenzar purificarme yo mismo”. Diciendo esto, inmediatamente abrazó el islam.
[At-Tafsirul Kabir vol. 1, pág. 192]
Lecciones:
1. Los siervos piadosos de Al’lah Ta’ala otorgan gran importancia al cumplimiento de los derechos de los demás y no causarles el mínimo inconveniente. Fue esta misma preocupación la que hizo que Imam Abu Hanifah (rajimajul’lah) se preocupara más por este asunto aparentemente trivial y lo considerara más importante que el dinero que se le debía.
2. Si tratamos a las personas con la justicia, la bondad y la compasión del islam, crearemos una impresión indeleble en sus corazones y mentes, y sin duda se sentirán atraídos por el islam. Por el contrario, si mostramos un carácter desprovisto de valores y cualidades islámicas, la gente llegará a la conclusión de que los musulmanes no son diferentes de los no musulmanes. ¡En algunos casos, los musulmanes dejan una impresión tan mala que los no musulmanes se quedan con la sensación de que los musulmanes son personas muy malas! -Al’lah Ta’ala nos salve-, así nuestro mal carácter se convertirá en un medio para alejar a la gente del islam.
3. Uno de los dominios en los que los musulmanes interactúan más con los no musulmanes es el mundo de los negocios. Ya sean nuestros clientes, proveedores, empleados, compañeros de trabajo, etc. para muchos de ellos, el sector empresarial es el único lugar donde están expuestos y en contacto con los musulmanes y, a través de ellos, al islam. Por lo tanto, la conducta de los musulmanes en los lugares de negocio contribuye en gran medida a su impresión del islam.