Abu Jurairah (radillal’laju anju) informa que Rasulul’lah ﷺ dijo: “El único temor que tengo sobre mi umma (con respecto a que sus corazones se vean afectados) es la debilidad de la convicción”. [Tabrani – Maymauz Zawaid #416]

De este hadiz, aprendemos que uno de los principales temores que tenía Rasulul’lah ﷺ por su umma era el temor de que el Iman y la convicción de los musulmanes se debilitaran.

En realidad, es la creencia y la convicción de una persona la que la motiva y la impulsa a actuar. Toda persona comprende el peligro de una arma cargada y, por lo tanto, si se le apunta a la cabeza con una arma cargada -¡Al’lah Ta’ala nos salve!-, la persona cooperará de inmediato con el que sostiene la arma. La razón es que existe una firme convicción y una profunda creencia de que una bala en el cerebro resultará en una muerte instantánea.

Cuando se trata del mundo que nos rodea, podemos observar abiertamente la reacción en cadena de causa y efecto. Vemos accidentes automovilísticos que resultan en muertes y desastres naturales que terminan en calamidades. Por lo tanto, la convicción de estas causas y efectos está profundamente arraigada en el corazón de las personas.

En lo que se refiere al más allá, Yannah y Yajannam, el Sirat (puente) que cruza el Yajannam y conduce al Yannah, y el peso de las obras, todo esto se relaciona con lo invisible. Las recompensas por nuestras buenas obras y los castigos por nuestras malas acciones solo se verán después de que dejemos este mundo. Por lo tanto, a medida que pasa el tiempo, si no se hace un esfuerzo en el Iman de uno, entonces estas realidades del más allá retroceden gradualmente al fondo de la mente de uno, donde quedan como un sueño lejano.

Debido a que permanecieron en la bendita compañía de Rasulul’lah ﷺ, los Sajabah (radillal’laju anjum) fueron bendecidos con verdadero Iman y convicción. Por lo tanto, Jariz Bin Malik Ansari (radillal’laju anju) informa que una vez pasó donde Rasulul’lah ﷺ cuando Rasulul’lah ﷺ le preguntó: “¿Cómo amaneciste hoy, ¡oh, Jariz!?” Jariz (radillal’laju anju) respondió: “Amanecí como un verdadero creyente”.

Al escuchar esta respuesta, Rasulul’lah ﷺ respondió: “¡Mira (es decir, considera) lo que estás diciendo, porque cada declaración tiene una realidad (es decir, una prueba)! Entonces, ¿cuál es la realidad (prueba) de eso (su declaración)?” Jariz (radillal’laju anju) respondió: “Esta mañana, me alejé del Dunya (mundo material), por lo que pasé toda la noche despierto (en adoración) y permanecí sediento durante todo el día (ayuno). Estoy como si pudiera ver el trono de Al’lah Ta’ala siendo sacado para la rendición de cuentas, y como si pudiera ver a los habitantes del Yannah visitándose unos a otros en el Yannah, y como si pudiera ver a los reclusos del Yajannam aullando el uno al otro (en angustia)”.

Cuando Rasulul’lah ﷺ escuchó esta respuesta, dijo: “(Tú eres) un siervo (de Al’lah Ta‘ala) cuyo corazón contiene el Nur del Iman. Ya que has adquirido el reconocimiento (de Al’lah Ta’ala), permanece firme (sobre tu Iman y Din)”.

[Musannaf Ibni Abi Shaibah #31064 y Tabrani – Mayma’uz Zawaid #190]

Tal era el Iman y la convicción de Jariz (radillal’laju anju) que era como si pudiera ver al Yannah y Yajannam delante de él, y esto lo llevó a pasar la noche de pie en Ibadah y el día ayunando por el placer de Al’lah Ta’ala.

Hoy en día, no hay falta de conocimiento e información. Hay una gran cantidad de sitios web del Din, conferencias inspiradoras, literatura educativa, publicaciones informativas y ulemas a quienes las personas pueden consultar.  Sin embargo, a pesar de esto, se sigue viendo que el Din y la sunna están en declive.

Las mujeres musulmanas saben que adoptar Purdah (el velo) y vestirse con Jallá (modestia) es obligatorio, y los hombres musulmanes saben que deben ofeecer sus Salah en la mezquita con Yama’ah; sin embargo, encontramos que muy pocas personas se aferran a estas acciones. La razón es que nuestro Iman y nuestra convicción se han debilitado.

La solución es hacer un esfuerzo en nuestro Iman.  Diariamente, debemos hacer Talim en casa. Al leer los incidentes de los Sajabah (radillal’laju anjum), nuestros corazones se conmoverán y nuestro Iman recibirá un impulso. Del mismo modo, debemos hablar diariamente sobre la grandeza de Al’lah Ta’ala, tratar de recitar la primera Kalimah 100 veces, así como tomar unos minutos antes de acostarnos para reflexionar sobre el Yannah, Yajannam, la tumba y las otras realidades que enfrentaremos después de la muerte. Insha-Al’lah, mediante la adopción de este sencillo procedimiento, nuestro Iman y nuestra convicción se mantendrán firmes.

Que Al’lah Ta’ala nos bendiga con verdadero Iman y convicción, amén.